Mil y un poemas Saharauis III

 
Mil y un poemas Saharauis
Volumen III
Poesía, ilustraciones
VV. AA.
Selección de Xabier Susperregi
Biblioteca de las Grandes Naciones
Oiartzun, País Vasco
2013
 
DONDE HABITA EL SILENCIO
 
En torno a la vieja causa saharaui no sólo habita el olvido cernudiano sino ese largo silencio que rodea a todos aquellos que no pueden comprar voces prestadas.
Cuarenta años después de la fundación del Frente Polisario y veinte años más tarde del incumplido referéndum de autodeterminación que auspició la ONU para consolidar la tregua entre la República Árabe Saharaui Democrática y el reino de Marruecos, ya parece que no hay lugar para las primeras planas ni para esos rabitos de pasas con que las noticias refrescan la desmemoria.
Parece que nuestro imaginario mundial, ahíto de guerras de mayor intensidad o de intereses que tengan que ver con los colonialismos pasados o presentes, haya encerrado
en un desván a ese viejo pueblo que se empeña en evocar su añeja condición de provincia española, malvendida en los primeros resuellos de la transición democrática de este país en donde ahora se edita este libro que carga de versos y de imágenes la recámara de los corazones cómplices. Ojalá que semejantes balas de emociones puedan dar el pistoletazo de salida a un porvenir distinto para esa gente.
Voces y manos llegadas desde distintos lugares del mapa reconstruyen el retrato robot  de la esperanza. Más allá del Sahara ocupado, en donde se alzó la jaima de la
libertad como el primer signo visible de posteriores primaveras árabes, hasta la árida hamada de Tinduf o las arenas poderosas que, la historia ha ido mudando las expectativas de una comunidad que suma casi un millón de almas generalmente apátridas. Por lo común, siguen esperando esa nueva era que se aprecia en los poemas de Afaf Malinim Telebuya, esa poeta saharaui veinteañera, que relaciona sabiamente la vigilia del amor con la de la libertad de su gente.
Allí donde no llegan habitualmente las cámaras de los grandes fabricantes de infoxicación, la poesía urde una abundante red de reportajes sentimentales, telegramas de intimidades y epopeyas, contra los malos tiempos para la lírica y para la épica. A través de esas palabras llegadas como una botella de náufrago hasta los arenales argelinos o el litoral atlántico, conocemos nombres y paisajes, antiguos episodios apolillados por el paso de la historia, ideas como besos cruzando el mapamundi y poderosas denuncias que no caben en el papel mojado de los acuerdos y los desacuerdos internacionales.
Cualquier nación necesita de la poesía para construir su identidad. A los saharauis les sobra identidad y poesía. Ellos, en carne y hueso, constituyen una perfecta
antología de como la belleza y la justicia constituyen la cara y la cruz de una moneda de ley. Y es esa formidable conjunción la que inspira su paciencia, sustenta su sabiduría y alimenta su fuerza. Aquí, en estas páginas, reciben no obstante espléndidos refuerzos, no sólo a través de los textos sino de una cumplida colección de ejemplos plásticos  como los que nos brindan Ismael Banan –que también regala la portada del volumen-, Fadel Jalifa, Moulud Yeslem, Mohamed Sayad, Maddi Ahmed o la complicidad de Marcela Flores.
Leerlos o contemplarlos no sólo supone adentrarse en un laberinto literario o figurativo tan cercano al corazón como a la razón. También implica una acción libertaria,
la de desamordazar a una muchedumbre que simplemente quiere cambiar la vida y cambiar la historia. La suya, claro. La de todos, también.
 
Juan José Téllez, 25 de Diciembre 2013
  
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