52 Motivos para no Morir


52 Motivos para no Morir
Cuentos
VV. AA.
Compilación de Carla Demark
Editorial Dunken
Buenos Aires, Argentina
2014

Prólogo

Mientras recorría cada palabra de los más de doscientos cuentos y relatos que llegaron a mis manos, recordé un concepto que pude expresar en una de las cálidas presentaciones de la Editorial Dunken. Cuando tuve que explicar lo que para mí significaba escribir, revelé que escribía porque al hacerlo me salvaba de la muerte. Sabía que no era la única.
Los matices disímiles, los rostros desconocidos de cada una de las personas que acercaron sus narraciones para participar en esta convocatoria, me recordaron que cada uno de ellos seguramente también escribiría de uno u otro modo para no morir.
Pensaba entonces que cualquier forma de arte nos rescata, en principio, de una muerte metafórica. Aquella sensación de tedio frente a lo cotidiano, del vacío que de a ratos puede visitar incluso a la vida más plena, o de la mera sensación de lo no dicho que nos carcome desde el interior. Escribir es sin dudas una bella forma de trasladar vivencias o relatar historias provenientes de nuestra imaginación al papel, para convertirlas en algo mucho más trascendental y, al mismo tiempo, placentero.
También la escritura, u otra expresión artística, nos mantiene vivos más allá de la finitud irremediable de nuestro destino. Y en ese sentido, también le gana a la muerte cierta. Nos perpetúa entre papeles, letras e ideas que dejan grabadas nuestra impronta personal, nuestro ser más esencial para siempre.
Ocurre que cada vez que escribimos, lo deseemos o no, estamos escribiendo sobre nosotros mismos. Incluso cuando inventamos historias o personajes maravillosos y extraños, dejamos en ellos algo personal. Son historias atravesadas, entonces, por una mirada única: la de cada uno de los escritores que las componen.
Esta obra está formada por cincuenta y dos cuentos y relatos de personas que viven en sitios diversos, que piensan, sueñan, aman y sufren como todos, pero que han encontrado en las letras un canal para expresar, y a la vez crear un mundo paralelo en el que la muerte no tiene lugar. Incluso aunque aparezca como un elemento dentro de la trama de la ficción, la narración sobre una muerte o un asesinato parece sólo ser parte de una eterna paradoja: la de escribir sobre la muerte, dentro de un texto inmortal.
Sospecho que muchos de los lectores experimentarán impresiones diferentes al recorrer cada una de las tramas dispuestas en este libro. Imagino que también ellos prolongarán así la vida de quienes las han escrito. Incluso podría asegurar que, mientras perdure la lectura, lograrán descubrir ese mágico vuelo a través de cada línea relatada. Entonces ellos también detendrán por un instante el tiempo, saldrán de la rutina cotidiana, vivirán en otros mundos, percibirán historias y percepciones diversas a través de ojos ajenos.
Me reconforta pensar que, entonces, en un mismo momento, lector y autor, reunidos como cómplices inevitables, podrán disputarle un rato a la muerte.

Carla Demark
Buenos Aires, Enero de 2014



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