Homenaje a Federico García Lorca


Homenaje a Federico García Lorca
Poesía
VV. AA.
Coordinado por Alfred Asís
Poetas del Mundo
Isla Negra, Chile
2016

PRÓLOGO

Entrañable para mí es este instante, sabedor de que las balas asesinas y el hedor corrompido del franco fascismo no le han hecho bajar la cabeza a este hombre todo Amor, todo Poeta, que no rindió su alma al embuste de la fe católica, aunque le aplastasen a balazos su cabeza contra el muro del crimen en Viznar, y ya, parafraseándole “su talle se haya quebrado como caña de maíz”.
Del asnífluo aposento de la iglesia de matar y amortajar inocentes, salieron para llevar su cadáver, de él, García Lorca, con su entero juicio, y no del todo perdida el habla, a las loberas en las gargantas de la muerte en Granada, y hacerle desaparecer; todos escuchando a cada instante una voz, más que humana, que por dos veces le llamó, nombrándole por su nombre de Poeta: “¡Federico, Federico¡”, como él mismo anunciara en la “Muerte de Antoñito el Camborio”, cuando canta: “Voces de muerte sonaron/ cerca del Guadalquivir”.
El, lo sé, no pudo moverse en su lobera, pero “tres golpes de sangre tuvo y se murió de perfil”, viendo sus manos levantadas alentadoramente, caído del lado izquierdo, como era de esperar, encontrándose en otra región de vida, que era de más muerte como la de acá, en Granada, y “un ángel marchoso poniendo su cabeza en un cojín”.
Fue poner sus ojos vueltos hacia sí, que halló, en medio de él y de su lecho de tierra, huesos de otros asesinados muertos, (que él al punto reconoció: el Camborio, Ignacio Sánchez Mejías, José de Ciria y Escalante, Mariana Pineda), y, en su forma misma de Poeta peregrino, y con un rostro amabilísimo y un semblante en todo benignísimo, como él era, les dijo así: “Y bien , ¿qué se os hace por aquí? ¿Queréis moriros?, él mismo respondiendo: “De ningún modo. Que ayer nos prometimos Amor y Libertad”.
Federico García Lora, “un muerto de amor”, como él mismo se anunciara proféticamente en su poema del mismo título, añadió: “Pues decid conmigo alegremente: “el cielo da portazos/ al brusco rumor del bosque. Bueyes y rosas duermen. Serafines y gitanos/tocan acordeones”.
Ellos le van siguiendo, repitiendo verso por verso, el Poeta sonriendo y con un semblante sobremanera apacible.

-Daniel de Cullá
* Los versos referidos del Poeta corresponden a los poemas “Muerto de Amor”, y “Muerte de Antoñito el Camborio”.

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Federico García Lorca. Hermano de todos
Diana Irene Blanco
A Alfred Asís y a todos los poetas amigos que me acompañan
en esta Antología.

Fue en el mes de febrero, apurado y febril en su ardiente andadura. El poeta y gestor cultural de Isla Negra, Chile, Alfred Asís anunció que en este recodo del verano sudamericano visitaríamos con nuestros versos a Federico García Lorca Entonces, se encendieron las lámparas en “las últimas habitaciones de la sangre”, se nos encrespó el corazón y florecieron nuestras manos. Desde diferentes latitudes respondimos al unísono, aceptamos la cita alrededor del fuego lorquiano. Para calentarnos el alma y mirarnos a los ojos, nosotros, los poetas del mundo. Y en la juntura de la Paz y la Hermandad nos cruzó la calle de la memoria compartida, ajena a geografías distantes y culturas diversas. Porque… quién de nosotros, aprontando nuestros escritos, no caminó otra vez aquella apresurada adolescencia cuando hacíamos votos para que doña Rosita, la soltera, fuera feliz como Dios manda. O revisitó la infancia con el íntimo sofoco por el gitanillo que no dejaba de mirar a la luna. O tal vez, varios de nosotros regresamos a la dolorosa rebeldía de Adela o a la antipatía feroz que nos provocaba Bernarda Alba.
Es que el gran Federico, el más universal de los poetas hispanos, estableció una tácita alianza, un abrazo al mundo y en un juego especular nos enhebró con el hilo primitivo que recuerda a todos que somos criaturas humanas, seres en tránsito, necesitados de amor y deseosos de amar. Y esa incompletud vital, tangible, aparece a cada momento en García Lorca como una fuerza lírica en comunión con todos y con el todo.
Sabemos que millares de poetas han escrito para nadie sus poemas. Pero en el celebrado andaluz se cumple la línea de Hoderlin “…el hombre habita en poeta”. A propósito, uno de sus numerosos biógrafos recoge una expresión muy de Lorca: “Canto a España y la siento hasta la médula; pero antes que eso soy hombre de mundo y hermano de todos”.
En correlato con esta cita subrayo lo siguiente: el lenguaje de las obras lorquianas carente de ampulosa retórica, pleno de fascinante sencillez, fue un modo comunicable de hablarnos de lo que no se ve. La presión exterior que somete un comportamiento, la civilización mecanizada, la orfandad trágica de los marginados, son algunas de las temáticas que atraviesan sus obras. Así desde la poesía de su primer libro hasta sus últimas producciones, obras teatrales, conferencias, García Lorca ejerció la verdadera función de lo poético. De ahí surge su autenticidad inquebrantable: poetizar no es un divertimento mucho menos snobismo. Es una manera de vivir, de estar y actuar en el mundo, de convivir con los demás seres y cosas. Una condición que, con seguridad, compartimos los escritores presentes en esta Antología en cuanto a seres integrales que somos. Entonces…cómo desobedecer el llamado Universal desde Isla Negra. Cómo permanecer distraídos, nosotros, los poetas, ante un tributo genuino hacia uno de los exponentes cumbre de las letras hispanas a quien su cercano amigo, el gran bardo chileno Pablo Neruda, describió así: “Era un relámpago vivo, una alegría, un resplandor, de una ternura totalmente sobrehumana”.
Lo dicho en los párrafos anteriores toca la esencia humana del poeta granadino, su conciencia social dotada de suprema humildad.
Para graficar una vez más esta faceta virtuosa de Federico recuerdo su teatro de muchedumbres cuando visitó los pueblos de España con “La Barraca” y sus marionetas llevando, ante auditorios rústicos y olvidados de campos y aldeas, obras de Cervantes, Lope de Vega, Calderón y sus propias creaciones. Había regresado de Nueva York y la consagración mundial ya lo alcanzaba. En este punto me remito a cómo Federico entendía su misión de artista: “Mi amor por el prójimo, mi profunda ternura por el pueblo en el que están mis propias raíces, me llevaron a escribir teatro. Para ir a todos, para mezclarme con todos…”
Cierta biografía me dice que Federico García Lorca posee otra ejemplaridad que ya presentimos a través de páginas memorables leídas con fruición. El poeta andaluz gustaba dejar reposar y depurar largo tiempo sus escrituras. No se entregó a la pereza ni a las convenciones. Siendo un innovador jamás lo admitió. El antecedente de García Lorca es García Lorca. He aquí la razón de su extensa perduración y fresca vigencia. Valoramos el hechizo de su lección porque la maestría que exhiben sus libros no es la fuerza de la magia sino el poder laborioso de la creación .Al respecto creo que la mayoría de las almas poéticas que habitamos esta Antología no hemos cantado al mito, a la leyenda, al poeta mártir, sino que elevamos nuestra voz por el intenso humanista, el señor de la libertad, el instrumento de amor por el prójimo, núcleos esenciales del gesto poético y vital lorquiano.
Agradezco con profunda gratitud al poeta Alfred Asís quien me encomendó la delicada y honrosa tarea de abordar el juego intersubjetivo entre la herencia lírica de García Lorca y los poetas de la actualidad que integramos esta Antología. Espero haber cumplido con acierto la solicitud de Alfred y especialmente, haber interpretado con justeza las entrañables coordenadas espirituales entre mis compañeros escritores y el ilustre granadino.
En un mundo como el actual, depredador, inestable y expulsor, nuestras ofrendas poéticas en Homenaje a Federico García Lorca, acontecimiento diseñado por la profusa inspiración de Alfred Asís y cristalizado en estas páginas antológicas, constituye un acto colectivo de amor manifiesto. Así como fuerza todopoderosa, la correspondencia de resonancias hermanas en torno a la figura tutelar de García Lorca repara el desamparo, corrige el infortunio, alimenta la solidaridad e instala un “nosotros” acuñado en la celebración de la cultura de la Paz y de la Vida en Poesía, bajo el refugio siempre protector de las palabras.

Diana Irene Blanco. Maestra y Profesora en Letras por la
Universidad Nacional de La Pampa. Argentina.
Escritora distinguida por la Cámara de Diputados de La Pampa
como “Personalidad Destacada de la Cultura” por su aporte al
acervo literario y cultural de esa Provincia.

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