Homenaje a Ángel Parra


Homenaje a Ángel Parra
De Violeta nació un Ángel
Poesía
VV. AA.
Coordinado por Alfred Asís
Poetas del Mundo
Isla Negra, Chile
2017

Prólogo

ÁNGEL PARRA,
Y LA MÚSICA QUE
FORMA EL ALMA

Danilo Sánchez Lihón

1.

He leído trémulo, conmovido y reverente las
adhesiones y textos de homenaje de tantos
hombres y mujeres, poetas y escritores, pero
también maestros y estudiantes, profesionales de
una y otra carrera como de personas que se
desempeñan en distintas áreas, autores de textos
en formato de poemas, prosa poética u obra
narrativa, en donde expresan sentimientos de
emoción y fervor por Ángel Parra, con cariño
entrañable, identificación unánime y caluroso
entusiasmo.
Y surge inatajable la pregunta: ¿Qué motiva esta
pasión y este impulso a unir la vida de cada uno
con la vida de él? Vida que estuvo marcada por el
riesgo y de trabajo tras trabajo, de uno a otro
sitio, y que tuvo sus propios padecimientos, hasta
el acontecimiento final de su muerte que fue
dolorosa, que no deja de ser un martirio y hasta 
un tormento. Entonces, ¿qué convence tanto, a tal
punto que todo esto parece un milagro?
¿Por qué esta adhesión? ¿Por qué este unánime
cariño? Cariño que se lo siente auténtico y
sincero, transparente y verdadero. Y que es
porque todos presienten que la de Ángel Parra es
una vida verdadera. Y eso legitima su canto.

2.

Orfeo, el dios griego de la música, ¿por qué
conmueve tanto que enamoró con su lira y su
canto a la ninfa más bella, Eurídice? Y logró el
consentimiento de Cervero, el portero del
inframundo para entrar y bajar a él a fin de
buscarla, y rescatarla si es posible, al haber
muerto ella por la picadura de una serpiente.
Nadie más en el confín de los tiempos había
logrado un permiso semejante. ¿Por qué?
¡Porque canta al amor! ¡Y eso convence! Porque
las notas de su lira y las inflexiones de su voz
están llenas de afecto, de pasión y entusiasmo por
la vida. Por ser noble y entusiasta y pródigo con
todo aquello que nos ofrece la vida.
Y eso mismo es lo que ha motivado que se
escriban los poemas y demás textos que integran
la obra de Álfred Asís, dedicada a resaltar la
memoria de Ángel Parra, fallecido recientemente 
a la edad de 73 años, en el mes de marzo del
presente año, 2017.

3.

Sea por esta y otras motivaciones, la vida y la
obra de Ángel Parra inspira, y lo hace de tal
modo que quienes han escrito en este libro hayan
tatuado en el mismo papel su adhesión ferviente,
acuñando letras de oro y grabándolas para
siempre, para ponerlas muy dentro de su propia
alma, y de quienes lean este libro.
Y ello a fin de que lo tengamos muy presente a
Ángel Parra. Y siempre, sobre todo en nuestras
luchas, para no decaer cuando de defender lo
humano y nuestros ideales se trate, cuando de
marchar en defensa de nuestros ideales se trate,
cuando de marchar en defensa de nuestro pueblo
sea el motivo de nuestro canto.
Ya que su música es el testamento cabal de un
hombre que ha pasado sobre la faz de la tierra
para quedarse, con una vida plena, apasionada y
fulgurante; además valerosa, porque no
olvidemos que él sufrió cárcel y exilio, y siempre
fue fiel a la verdad en que creía, y que resulta
clara, luminosa y entendible para todos nosotros.

4.

Ángel Parra conmueve porque sus convicciones
fueron perennes, nunca las cambió. Hay en él una
línea de continuidad total y plena. Y esa
convicción es su fidelidad al pueblo humilde,
trabajador y sufrido; a la gente auténtica,
sacrificada y sencilla sea de la ciudad o sea del
campo.
Esa convicción es su adhesión concreta y real al
ser humano que vive la vida honestamente, sin
imposturas ni erigiéndose en rico, funcionario ni
patrón explotador, valiéndose de los demás y
acumulando lo que sea, casi siempre prejuicios,
egoísmo y basura en su cabeza, en su alma y en su
corazón.
A quien se admira es a ese ser consecuente con la
vida, sin dogmatismos ni una visión mecánica ni
ideologizada. De allí su identificación también
con Jesús de Nazaret, y que se transparenta en su
oratorio: La pasión de San Juan. Porque en él la
música y la canción están puestas al servicio de la
vida, y del ideal y utopía de que esta sea cada día
mejor para la gente que sufre la injusticia social.

5.

Ángel Parra se definía asimismo como un cantor
popular, que es lo mismo a decir: con verdades
elementales, pero ciertas, plenas y cabales.
Que es lo mismo a decir: lleno de convicciones
absolutas e inclaudicables que son ejes de nuestra
vida sea el espacio y sea el tiempo en que me
encuentre. Que es lo mismo a decir: echado a los
caminos, andariego, trashumante, abierto a
recoger con respeto lo que el pueblo forja, acicala
y conserva.
Que es lo mismo a decir: franco, abierto,
generoso. Sin caer atrapado en el mercantilismo
ni en la red comercial de negocios que nos
convierte en mercancías. Y sin depender de
escenarios que nos alquilan y en donde nos
alquilamos nosotros para obtener rentas, pero
deformando el alma de la gente, mía y de los
demás seres humanos.
Cantor popular que es quien canta por el gusto
de hacerlo, que no se condiciona ni por el dinero
ni por las prebendas. Enamorado de la vida, vital,
inquieto, quien dice las verdades principalmente
porque a partir de ello se funda todo.

6.

Ángel Parra junto con Violeta, su madre, y
también al lado de su hermana Isabel, es una
rama alta, una cumbre, un pináculo y un mástil
en la tradición de América Latina en cuanto a
música comprometida y de la conciencia humana
se refiere.
Un linaje de artistas que son un puente. Que
encarnan el momento más alto del triunfo de los
ideales de justicia y de identidad en América
Latina, como lo mejor de nuestras tradiciones,
entre ellas las de hermandad entre los hombres y
los pueblos.
Su vida fue un milagro que siguiera existiendo
después de salir del campo de concentración de
Chacabuco en donde permaneció desde
septiembre de 1973, hasta febrero de 1974, siendo
su vida sencillamente un hecho inusitado, cuando
Víctor Jara por los mismos motivos la perdió
inmediatamente al ser ejecutado. ¿Cuál fue el
hecho fortuito para que él se salvara?
Que en su documento de identidad apareciese
primero su apellido paterno, que era el de un
ferroviario desconocido, su padre. Pero siempre
más bien es la misión que tenemos que cumplir la
que nos libra de la muerte antes de tiempo, como 
lo demuestra el trabajo de defensa de los
Derechos Humanos que él emprende.
Se lo siente así en su voz rijosa, y en el bordoneo
de su guitarra de auténtico camionero de la vida,
en donde junta aires de la tierra, el sabor de la
cordillera, el sentir y el temblor de la américa
irredenta, con toda la historia de gloria y utopía
que nos nutre, alimenta y mantiene desvelados.

7.

Pero es su don el de amar la vida lo que lo
sostiene inhiesto. Y es por eso también que se
abrigan ideas sociales. Y todo lo que la vida tiene
de hermosa, de genuina y legítima.
Es cómo él amó la vida de dónde le venían
fuerzas. de la vida en la amistad, de la vida en el
trabajo constructivo y fecundo, de la vida en el
amor de pareja y la consagración a los hijos, de la
vida en la predilección por los niños que son
esperanza y son promesa, de la vida al amor
sencillo a la naturaleza, a la fraternidad entre los
seres humanos sobre la faz de la tierra.
De allí que fue un hombre incansable en cuanto a
construir su obra creativa, alentando cada día un
nuevo proyecto y concretándolo siempre en
servicio a los demás. Es esa capacidad de
producir hasta el último día lo que lo caracteriza.
En donde resulta impresionante su capacidad
para no quedarse en lo inmediato, sino hundir sus
raíces en lo milenario y sagrado que es
impalpable, invisible y trascendente. Su talento
para ser siempre libre, y límpido, siempre tierno,
amoroso e inocente.

8.

Por eso, qué bien resuena en su ejemplo ser un
artista comprometido. Qué incólume y hermoso
es constatar su trayectoria de militante de una
causa indeclinable, la de defender al pueblo llano,
al hombre de a pie, a la masa trabajadora, a la
legalidad de la vida frente a toda la maquinaria
de poder de los ricos y explotadores.
La de ser un hombre comprometido que se
hermana con los demás en riesgo de desalojo, de
ser despedidos, arrebatadas sus tierras y de
morir indemnes. Y en ello él deja una huella
humana imborrable. Tanto que sus canciones se
lo sienten como marchas, arengas, proclamas en
una plaza y desde lo alto de una torre o un atrio,
como palabras urgentes y perentorias.
Sin que sea música de propaganda ni panfletaria,
al contrario, las suyas son canciones serenas y
transparentes, sin slogan ni consignas, pero que
urgen, que conminan y nos dan encargos 
perentorios en donde se nos va la vida, sin plazos
porque son para el hoy y del cual depende el
mañana.
En donde, así como las letras de las canciones que
son claras, igualmente lo son las notas de su
guitarra, en relación a darnos en su emoción unas
verdades totales hasta en el detalle de cómo es ser
latinoamericanos.

9.

Pero en este punto era tan libre y capaz de no
dejarse aprisionar por dogmas, teorías, casillas
mentales de la sociología o la política. Su espíritu
era autónomo y volaba.
Tan es así que escribió música sacra, para ser
escuchada en los claustros más recónditos de los
conventos en donde oran compungidos y
esperanzados los monjes, quienes han renunciado
al mundo y guían su vida por senderos con
frecuencia gélidos y abruptos, pero de lo que es
sagrado.
Como son también canciones y música apta para
ser escuchada en una plaza pública donde
hacemos la promesa de marchar a la montaña
para liberar al pueblo de sus cadenas, o de
prometernos ir hasta el final en la exploración del
amor terreno con todas sus espinas.
Es así como se adhiere a Cristo en el momento
álgido y conmovedor de la pasión, cuando es
prendido en el Huerto de Getsemaní, y es
apresado, flagelado, crucificado y muerto.

10.

Al final, ¿de qué se trata? ¿Qué se cuece en esta
poesía y endechas que se lanzan al aire de un
sobreviviente de haber regresado de la antesala
de la muerte, de las mazmorras de tortura del
Coliseo Romano en que se convirtió el Estadio
Nacional de Santiago de Chile para quienes
fueron apresados después del golpe militar del 11
de septiembre del año 1973?
¿De qué se trata en estas canciones en donde se
siente un lamento que es queja, que es llanto,
donde se canta a la vida, y donde se canta lo
digno de ella?
Porque la suya es poesía cantada, como en la
mejor tradición de nuestra música, sea la andina
o sea la poesía romance de las letras castellanas,
¿De qué se trata? Como bien hijo de maquinista
de ferrocarril se trata de los caminos que hay que
saber abrir en la noche más tupida. O como él
mismo lo fue al haber trabajado conduciendo su
camión y repartiendo cereales y verduras.

11.

Como el camionero que fue durante algún
tiempo, su canción es caminante, es de trayecto y
avanzada. En donde siempre está yendo de una a
otra parte, de uno a otro sitio.
Va de un punto a otro punto. Nos traslada de un
lugar de partida a otro de llegada. Y en ese
traslado cambiamos, adquirimos una nueva
comprensión de la realidad, nos hacemos
militantes de una causa y nos adherimos a una
razón y a unos principios por los cuales vamos a
luchar y dar la vida.
Porque con él canta la vida, canta la geografía y
el espacio telúrico, donde es fácil reconocer los
gestos de la gente, los clamores de los desposeídos
como algún gemido de su madre en sus notas
largas y quebradas.
De allí que en las composiciones de este homenaje
multitudinario lo que más se resalta es la
adhesión como hermano, de amigo, de camarada
y cómplice de ideales que son tareas pendientes y
consignas por cumplir.

12.

Lauro aparte en este homenaje merece Álfred
Asís por la ímproba labor de conformar estas
obras en donde se da concreción y realidad a la
parábola del poema Masa de César Vallejo en
donde todos los hombres de la tierra se juntan
para rodear al combatiente y pedirle que no
muera y vuelva a la vida.
Y vuelve, pero en el alma de cada uno de nosotros
que ha cogido la pluma y ha escrito, que cada
quien ha hecho suyo, haciéndolo revivir en el
alma al combatiente y desde entonces allí se
queda vivo.
Porque es un homenaje a todos los hombres
juntos, en donde se revive no a un individuo sino
a la muerte, y en donde se produce el milagro de
reunirnos todos los hombres de la tierra, como lo
hace Álfred Asís, desde Isla Negra, en Valparaíso
Chile.
Labor titánica que exorciza la muerte y defiende
la vida. Y que solo la fuerza del espíritu, y de los
ideales por cumplir, se lo explica. Labor que él
nos enseña, cual es relievar valores, reconocer
significados, encomiar lo que enaltece lo humano,
como también saber agradecer a quienes nos han
donado la integridad de su ser. En suma, la
sabiduría que es saber amar y querer.

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